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La puesta en marcha de nuestro particular sueño en Pakistán ha sido un éxito. Hemos pasado unas semanas en la pequeña aldea de Haldi, en pleno corazón de las montañas del Karakorum y hemos conseguido sacar adelante todos los objetivos que nos habíamos marcado con anterioridad al viaje.
Nuestra idea era ayudar en la mejora de las condiciones educativas de esta localidad, hogar de Ghoulam, nuestro fiel cocinero en todos estos años de aventuras a más de 8.000 metros. Para ello, y a través de la Fundación que lleva mi nombre, conseguimos sensibilizar y obtener el apoyo de diferentes empresas de nuestra comunidad.(Banco Santander, Bantierra, BMW Augusta, Cerler Global electronics, Coloriuris, Dynatech, Forjando Líderes, Grupo Lacor, Heraldo de Aragón, Kühnel Escuela de Negocios, Schindler, Telefónica y TrangoWorld) Gracias a su generosidad, hemos podido poner en marcha esta acción concreta en Pakistán y la verdad es que no podemos estar más satisfechos con los resultados.
Tras varios días de viaje en avión, coche y todo terreno, conseguimos llegar hasta este recóndito lugar al pie de las montañas. La población es muy joven, con más de 250 niños en edad escolar. Nos pusimos en contacto con las autoridades locales y comenzamos a ser conscientes de la situación de necesidad en la que se hayan inmersos. Falta de mobiliario adecuado, de ordenadores, de materiales educativos, en definitiva, de recursos que hacen que la labor educativa en este lugar sea muy difícil. Como podéis imaginar, la lista de necesidades fue creciendo y tuvimos que optar por destinar nuestros recursos a los más inmediato y perentorio.
Intentando hacer un sucinto resumen, las primeras acciones que hemos llevado a cabo han sido las siguientes:
-Reparación de los retretes de la escuela municipal y su puesta en servicio de nuevo
-Adquisición del mobiliario escolar para las clases de esta escuela. Sillas y pupitres
-Adquisición de 14 ordenadores para la creación de un laboratorio informático
-Becas de estudios secundarios para 2 alumnos de la escuela
-Reparto de ropa de abrigo de calidad para los 70 alumnos más necesitados
-Puesta en marcha de la página web de la escuela, para darle visibilidad y posibilidad de obtención de más ayudas
-Entrega de medicinas al sanitario local, con el compromiso de avanzar en el equipamiento básico del punto de salud local
-Establecimiento de un enlace de la Fundación, encargado de coordinar todas las acciones en Haldi.

Creo que no podíamos tener mejor comienzo y nuestro grado de satisfacción ha sido muy grande. Con unos recursos modestos, hemos podido mejorar sustancialmente las condiciones actuales y sobre todo, hemos comprendido sus necesidades y de esta forma podremos seguir colaborando en el futuro con un lugar tan especial como este. Con muy poco, los resultados, en esta parte del mundo tan necesitada, son espectaculares. Queremos seguir con el programa de becas, mejorar el equipamiento directo tanto en la escuela como en el centro de salud. Con estas acciones podremos conseguir que los escolares que realmente tenga posibilidades de tener un futuro educativo próspero, puedan alcanzar su sueño. Con este pequeño grano de arena, intentaremos que la precariedad económica familiar no sea un obstáculo para que el mayor número de niños y niñas posible tengan la oportunidad de alcanzar su sueño. Es el caso de Ashmed, hijo mayor de nuestro cocinero Ghulam y alumno ejemplar de su escuela. Su sueño es ser doctor en medicina y algún día poder volver a su pueblo a ayudar a quienes lo necesiten. Son palabras textuales suyas. Para seguir sus estudios, tiene que caminar 10 km cada día para poder hacer el grado secundario y luego, debería ir a otra ciudad para continuar su formación superior. Su familia no pueda afrontar este gasto. Nosotros le ayudaremos a conseguir su sueño, con el aporte económico necesario para que viva en una residencia juvenil en Skardu y curse sus estudios superiores. Sus evaluaciones nos indicarán su avance y ya tan sólo todo dependerá de su voluntad y de su nivel de sacrificio. Cómo él, otro alumno va a tener esta oportunidad y en el futuro esperamos poder abarcar un número mayor y mayor cada vez. Trabajamos de la mano de la junta escolar, de tal forma que el seguimiento de los alumnos es fácilmente comprobable.
Que satisfacción nos traemos en la mochila y cuanto trabajo queda por hacer. Hemos estado debajo de las montañas, a sus pies, pero hemos centrado nuestros esfuerzos allí donde eran más necesarios: en las personas.
No cabe duda que nuestro viaje, en esta ocasión, ha sido distinto. Ha sido un viaje a las montañas, pero con cimas muy diferentes a las que estábamos acostumbrados. Esas agujas de granito que nos han guiñado los ojos tendrán que esperar un poco más, tan sólo un poco más.