EL TIEMPO NO MEJORA (
Martes, 22 de Junio de 2004)
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Parece que los dioses del Karakorum están algo enfadados.
Salvo el otro día que nos dejaron salir y montar el campo
I, el resto del tiempo está siendo malo. Nieva y esto no
ayuda a que se descarguen de nieve estos gigantes que tenemos
delante. Por tanto, sólo queda esperar, sin que el ánimo
se quebrante en absoluto y disfrutar de lo que tenemos. Esto es,
unas magníficas vistas en todas direcciones, una confortable
tienda comedor y que decir de esos pequeños palacios que
son nuestras tiendas personales. Aquí pasamos gran parte
del tiempo. A veces escribiendo, a veces oyendo música
y otras, tan sólo dejando vagar la mente mientras el monótono
sonido de la nieve cayendo sobre el nylon actúa a modo
de tantra, ayudando a la mente a viajar lejos y sin prisas. Al
principio, cuesta acostumbrarse a esa sensación de vértigo
que produce el hecho de tener tanto tiempo y no poder hacer en
él nada de lo que te ha traido hasta aquí. Luego,
con el paso de las expediciones, uno se hace con más facilidad
a esto e incluso es capaz de disfrutar de estos momentos, sabiendo
que los de lucha y esfuerzo, sin duda, llegarán. De vez
en cuando, damos un golpe a la rutina, haciendo algún aperitivo
con los productos que hemos traido desde casa o incluso, eso si,
gracias a las nuevas tecnologías, hacemos una sesión
de cine por todo lo alto, con palomitas y todo. Es muy divertido
ver como nuestros cocineros se apuntan al espectáculo y
no se pierden detalle, sobre todo cuando la cosa se pone un poco
picantilla. Algunas películas les hacen mucha gracia y
otras, no olvidemos que viven en un mundo muy distinto al nuestro,
no llegan a comprenderlas. A veces, viendo con perspectiva, desde
aquí, nuestro mundo occidental de vida acelerada, a duras
penas consigo entender ciertas cosas, ni yo mismo. Pero bueno,
el objetivo se consigue y durante un rato todos nos vamos fuera
de este frío glaciar y disfrutamos de aventuras en lugares
distantes a miles de kilómetros.
Otro entretenimiento que tenemos es cuando cae la noche. El frio
se hace intenso y nos vemos obligados a refugiarnos en la cocina,
probablemente el lugar más caliente de toda la zona. Allí,
tomando un "cava" ( no penseis mal, que es el nombre
que ellos dan al te verde), nuestro cocinero jefe Ghulam y el
oficial de enlace que nos acompaña en toda la expedición,
Mansur, nos cuentan historias de esta región y con paciencia
infinita reponden a nuestras interminables preguntas. Lo pasamos
bien, intercambiando experiencias a la luz del fuego y con una
taza caliente en las manos. Que bonito es entenderse, cruzar conocimientos,
desde la igualdad, desde la curiosidad, en definitiva, desde la
humanidad ampliamente entendida. Quizás sea de las experiencias
que humanamente más enriquecen en un viaje de estas características.
Ahora, me acuerdo de nuestros amigos que nos acompañaron
hasta este campo base. Ya estarán de vuelta, pero seguro
que con un cargamento de buenos recuerdos de esta región
del planeta, de sus gentes y de sus argumentos de vida. Como veis,
no se pierde el tiempo, ni incluso cuando este es malo. Meditar,
descansar, escribir y aprender de otras personas, hacen que estos
inevitables periodos de mal tiempo pasen más rápido.
No obstante, esperamos con todo el ánimo del mundo que
podamos trabajar en la montaña. Ojala sea pronto..
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