TODO SE COMPLICA (
Miércoles, 14 de Julio de 2004)
Me acabo de levantar en el campo base y comienza a nevar de nuevo.
Parece que es la tónica de esta expedición, la cual
se está tornando dura por momentos. De hecho, no es normal
que a 14 de julio no se haya hecho ninguna de estas dos cimas
del Karakorum. Las nevadas, ahora no muy fuertes, pero si diarias,
han hecho que el trabajo en la montaña sea efímero
y que ninguna de las huellas abiertas se mantenga para su posterior
utilización. Mucho trabajo en la nieve blanda y poco rendimiento,
esa es la rutina de estos días.
Hace 3 días, salimos hacia arriba con la intención
de atacar definitivamente el Gasherbrum I, el día 13 de
julio. Los partes meteorológicos indicaban un tiempo algo
revuelto pero, justamente ese día, una ligera mejoría
por la mañana. Parecía mucho ajustar, sin tiempo
para la reacción, pero tal y como esta la climatología,
parecía la única acción posible. Así,
a las 4 de la mañana del día 11, Raquel, Willi y
un servidor, salimos hacia la cascada de seracs que tenemos sobre
el el campo base. No llevábamos tanto peso como en otras
ocasiones y eso nos hizo disfrutar más del camino. A las
9 de la mañana llegamos al campo I a 6.000 metros y continuamos
por el estrecho valle que nos había de llevar, 4 horas
más tarde, al campo II a 6.500 m. Las nevadas de los últimos
días nos obligaron de nuevo a abrir esta traza en nieve
profunda. Nuestros amigos holandeses nos acompañan y juntos
alcanzamos al mediodía el emplazamiento del campo II. Nos
pusimos a derretir nieve y a comer un poco y el viento, con furia
inusitada hasta la fecha, comenzó a soplar. Más
nieve fresca sobre nosotros, como si no tuviésemos bastante.
A la mañana siguiente, salimos hacia el corredor de nieve
(llamado de los japoneses) que es el camino hacia las alturas
del campo 3. Nieve profunda y mucho peso, pues llevamos los sacos,
trajes de altura, tienda, comida, gas y 200 metros de cuerda para
continuar la labor que emprendieron en este lugar los compañeros
de la expedición Amical. Al poco tiempo, Raquel no puede
continuar. No ha aclimatado bien y ha pasado mala noche. Esto
le pasa factura y Willy decide acompañarla hacia abajo.
Se quedan conmigo los holandeses y Joao, un portugués bien
conocedor de Zaragoza, pues hace unos años sufrió
un trance similar al mio, debido a unas congelaciones muy graves
que sufrió en el Everest (recuerdos para los doctores Morandeira
y Martinez Villén). Escalamos el corredor y colocamos cuerda,
pero el día no era bueno y hacia las 15 horas comenzó
a nevar. En breves instantes las avalanchas por esta empinada
canal de nieve nos paralizaron. Peligro e imposible continuar.
Asi que la decisión fue obvia. Rapelar el corredor y volver
al Campo 2 esperando que el día siguiente algo mejorase.
Noche de ventisca y más de medio metro de nieve fresca.
Me voy para abajo y todo el mundo decide lo mismo. Llegamos al
base entre la nieve, tristes por no haber podido culminar nuestra
tarea, una vez tan cerca. Consuelo, poco, pues la expedición
se está volviendo muy díficil y larga. Por lo menos
hemos alcanzado la cota 7.000, aunque la verdad, tras 40 días
de vivir en este campo base, sabe a muy poco. Paciencia, vamos
a necesitar toda la del mundo y sobre todo, mantener la cabeza
muy fría, esperando de nuevo, en medio de la nieve, que
4 días de sol nos devuelvan la esperanza. Mientras tanto,
sigue nevando, todo se sigue cubriendo de un manto blanco y todo
el trabajo, una vez más, se ha difuminado. Cuánto
más tendremos que aguantar?
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