VUELTA AL REINO DE LAS ALTURAS
Ya ha pasado el verano y los ecos de la tremenda expedición al Annapurna ya han quedado atrás. Nunca olvidaremos lo allí sucedido, ni lo bueno ni lo malo, pero hay que continuar hacia delante y seguir nuestro camino.
De nuevo me dispongo a regresar al Himalaya para perseguir otro sueño, otra quimera y volver a cabalgar por esa delgada línea que separa el éxito del fracaso, la vida de la muerte.
El Manaslu de 8.163 m parece un lugar idóneo para ello. Este gigante de Nepal ya es un viejo conocido. En la primavera de 2.009 tuve que renunciar a él a escasa distancia de su cima, envuelto en un ambiente desgarrador de frío y viento que me aconsejaron en esa ocasión desistir de su consecución. No importa, el Himalaya es así. En ocasiones y pese a todo el esfuerzo realizado, se nos niega la cima, punto culminante de nuestras expediciones y saber comprender estas situaciones es parte de nuestra capacidad de supervivencia en la cota extrema. Las ganas de coronar esta cima han permanecido en mi interior todo este tiempo y ha llegado la hora de zanjar este asunto.
Por ello, el próximo día 30 de agosto partiremos hacia Nepal. Allá nos recibirán nuestros colaboradores, convertidos en verdaderos amigos a estas alturas de la vida. Chequearemos las cargas, prepararemos el material, cerraremos las pertinentes autorizaciones, tomaremos vehículos, caminaremos, nos instalaremos al pie del Manaslu, trabajaremos en los campos de altura y si todo sale según lo previsto, hacia finales de septiembre me encontraré otra vez en ese punto situado a casi 8.100 m donde tomé la difícil pero acertada decisión de dar marcha atrás. En ese punto, de nuevo valoraré la situación climatológica, el horario, mi estado y el de la nieve. Espero, un año después de aquel momento, poder volver a observar tan cercanos esos metros finales y que todos los anteriores elementos sean positivos y me inciten a seguir, a arañar paso a paso cada uno de esos metros a la montaña y colocar mi extenuado organismo a esa cota privilegiada y mítica que marcan los 8.163 m de la cima del Manaslu.
Tengo la ilusión de que será así. Me he preparado para ello y conozco bien casi todos los secretos de esta cumbre. Espero que la climatología nos acompañe un poquito y que desde aquí, os pueda narrar grandes jornadas de alpinismo en la altura extrema y enseñaros como se ve el mundo desde ese lugar tan especial de nuestro planeta. Voy a luchar por que así sea.
Carlos Pauner
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