PASA EL TIEMPO, LENTO
Sin duda alguna, el tiempo en Kathmandu tiene otra dimensión
que en nuestra vida normal. Los días son largos, eternos, agotadores.
Hay que buscar entretenimientos para paliar esta situación, aunque
la verdad sea dicha, no encontramos ninguno. En un principio, el cambio
del campo base por la ciudad nos hizo flotar en el aire. Los lujos y comodidades
de nuestra temporal vida urbana, nos han hecho olvidar las penurias de
las alturas. Incluso hemos curado pequeñas dolencias que arrastrábamos
y que son imposibles de curar en altura. Con todos nuestros compañeros
españoles hemos pasado unos buenos días en Kathmandu. Hablábamos,
recordábamos momentos entrañables de la expedición
o simplemente nos sentíamos en grupo. Ahora, todos han partido
para casa y nos hemos quedado Javier y yo solos como la una. No estamos
mal, desde luego, pero la sensación de ver la vuelta de nuestros
compañeros a casa ha sido, ciertamente, nostálgica.
Pero bueno, sólo es una sensación y tenemos que mirar hacia
delante. Nos queda, aunque hasta nos parezca mentira, toda una gran expedición
por delante. Dos días más en esta caótica ciudad
y partiremos hacia el reino de las alturas de nuevo. Mañana, arreglaremos
el tema de permisos y haremos las últimas compras. Ya hemos enviado
nuestra ligera carga (sólo 4 bidones vamos a llevar con nosotros
hasta el campo base) por tierra, confiando en encontrarnos con ellos el
día 14 en el campo base. Allá encontraremos a muchos amigos
de otras expediciones y seguro que nos cuentan como están las cosas.
Nuestra táctica va a ser muy muy sencilla. Sólo un ataque,
sólo una oportunidad, pero vamos a esperar para la buena. No tenemos
prisa, estamos aclimatados y sólo queremos encontrar esa ventana
de buen tiempo, como en el Dhaula y tirar hacia lo mas alto del Lhotse.
Por la experiencia de otras temporadas, espero que esa oportunidad se
produzca entre el 20 y el 27 de este mes. Van ser 5 días de montaña
muy intensos, pero si los comparamos con los de una expedición
normal, van a ser muy pocos. Ya hemos conseguido aclimatar en el Dhaula.
Nuestro organismo ya está adaptado a la altura. He estado a 8.167
m y mi cuerpo ha tenido que modificarse para mantenerme con vida en esa
cota inhumana. Así pues, tras estos días de recuperación
en Kathmandu, la aclimatación no tiene que ser un problema y nos
tiene que permitir subir paso a paso sin volver atrás, hasta llegar
a la cima. Como siempre, las condiciones de la montaña mandarán,
pero, sinceramente, nos encontramos muy motivados y con muchas ganas de
cambiar estos días de tedio e inactividad, por días de cumbres,
de sol y de Himalaya. Nuestra campaña continúa y pronto,
muy pronto, estaremos frente a frente con nuestro gran objetivo: El Lhotse.
Carlos Pauner
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