LA DIOSA DE LA ABUNDANCIA
Con este nombre, también es conocida por la diosa de las cosechas y se trata, en efecto, del Annapurna. Sus 8.091 mts de altura la elevan a la categoría de gran montaña de la Tierra y sus paredes verticales de hielo y roca la convierten en uno de esos extraordinarios retos que se pueden afrontar en el Himalaya. Ya a la vuelta del Shisha Pangma manifesté mi intención de dirigir mis pasos a esta montaña durante la siguiente primavera y desde ese día he ido haciendo todo lo necesario para hacer realidad lo que no dejaba de ser un anhelo más. El invierno ha pasado y como siempre, con la llegada de la primavera ha llegado la hora de partir. Atrás queda todo ese trabajo duro del invierno que al final nos ha llevado hasta este punto de partida. El material está ya viajando hacia allá, los trámites administrativos ya han tomado su curso, el equipo humano está formado y sobre todo, nuestras mentes se han hecho a la idea de lo que nos espera en las próximas semanas. Dada la precariedad de la situación general que estamos viviendo, estoy razonablemente satisfecho de cómo ha transcurrido todo y en especial de habernos podido juntar, para esta expedición, un grupo de personas que aportamos experiencia y amistad a partes iguales. Esto es lo más importante en una montaña de estas características. El Annapurna es una cima, no sólo difícil sino también muy peligrosa. La carga psicológica que tiene que soportar el escalador que se enfrenta con ella es sumamente elevada y tener la experiencia suficiente en este tipo de montañas para no dejar lugar alguno a las dudas y poder así concentrarse en descifrar los secretos peligros de sus laderas, se convierte en algo de vital importancia. Por otra parte, los duros momentos que sin duda nos va a tocar vivir, serán más llevaderos si nuestra amistad los suaviza. Estos dos ingredientes fundamentales los llevamos en nuestro equipaje y Javier, Tolo, Juan, Xavi, Lluis y yo lo sabemos muy bien. Por esta razón partimos cargados de energía hacia esta montaña salvaje e inmisericorde. Por eso confiamos en un final feliz a esta aventura en el corazón de Nepal. Sin duda vamos a tener que emplearnos a fondo y mantener la serenidad en momentos delicados, pero casi todos conocemos ya a esta montaña de otras ocasiones anteriores y sabemos muy bien que el éxito en el Annapurna sólo se consigue con trabajo, perseverancia y buen hacer. Aquí arranca nuestro periplo de esta temporada y el próximo día 24 partiremos físicamente hacia nuestro objetivo, al encuentro de nuestro pensamiento que ya lleva unas cuantas semanas allí. Desde ese lugar os contaré todo lo que acontezca y espero que todos nosotros disfrutemos de unas bellas historias repletas de lucha, entrega, alegría y éxito.
Espero que todos volvamos a casa satisfechos con la expedición, con nuestros sueños cumplidos y con el recuerdo sempiterno de haber hollado una cima hermosa y difícil donde las haya. Suerte para todos en el Annapurna.
Carlos pauner
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