La semana pasada tuve el placer de conocer a Silvia, @blogssipgirl en las redes sociales, quién me propuso hacer una entrevista que saldría publicada en la revista Aragón Deportivo, que se entrega gratuitamente en la Romareda durante los partidos del Real Zaragoza.

Este es el resultado de nuestra charla. Muchas gracias Silvia por el rato que pasamos, y por lo bien que ha quedado la entrevista.

¿Dónde nació tu afición a las alturas?

Empecé muy joven. Esto es una carrera de fondo. El alpinista, cuando se enfrenta a los ochomiles tiene que llevar tras de sí un bagaje importante. Yo empecé en Jaca, donde vivía mi abuela, con 15 años. Encontré un libro de un escalador francés que me llamó mucho la atención y decidí que eso era lo que yo quería hacer. Además tuve la fortuna de conocer a gente que tenía ya está pasión y así, poco a poco, cada fin de semana iba escalando y evolucionando: primero escalando roca, después al Pirineo, luego a los Alpes…

Estudiaste Químicas, has hecho masters en medioambiente y de impacto ambiental…

La Química es otro flechazo, como la montaña o los aviones. Son pasiones que he conseguido convertir en mi trabajo, en mi día a día. No sé muy bien por qué vienen motivadas las pasiones, pero gracias a un juego de química que me regalaron con unos 14 años me aficioné a ello y trabajé durante nueve años dirigiendo un laboratorio en Pamplona. Los pájaros y el medioambiente me han gustado también siempre, por lo que quise formarme en ellos e incluso monté y trabajé durante seis años en una ingeniería medioambiental. Luego ya el gusanillo de la montaña pudo con todo y emprendí el reto de los catorce ochomiles dejando todo lo demás de lado.

¿Qué se necesita para afrontar un proyecto tan grande como este?

Lo primero es que motive y te guste. A mí siempre me habían llamado mucho la atención estas grandes montañas. Y lo segundo, lógicamente, es que se te de medianamente bien… En las primeras salidas al Himalaya, modestas, con mucha cautela, comprendí que se me daba bien la altura y tenía la capacidad de resistencia necesaria, así que en 2002, coincidiendo con el Año Mundial de las Montañas decidí embarcarme en esta aventura.

¿Cómo te preparas de cara a una gran escalada?

Estoy seis meses al año fuera de España, viviendo en los glaciares y en las montañas, con la que la preparación la tienes ya. Desconecto un mes más o menos, cuando vuelvo, por lo que no es empezar desde cero nunca. El nivel físico es alto, aunque procuro entrenarme un poco escalando roca, corriendo, haciendo bicicleta de montaña, con un entrenamiento más o menos duro en función de lo cerca que está cada nueva expedición, pero mantengo durante todo el tiempo un buen estado físico.
De todos los lugares que has conocido en el mundo, ¿con cuál te quedarías?
Son todos paisajes de montaña tremendos. Yo creo que me quedaría con la cordillera del Karakórum, que es la parte del Himalaya que corresponde a Pakistán, donde están las montañas más esbeltas y afiladas y los glaciares más largos. Es como una concentración de Himalayas, con montones de ochomiles y glaciares.

¿Cómo definirías la sensación de estar allí arriba?

La meta nuestra no es estar arriba, porque aun queda la mitad del camino. Yo me quedo con la sensación de cuando bajas hacia el campo base, cuando has fijado en tu mente todo lo que has visto arriba y te has salvado, es más difícil que te pase nada. Es el momento en que te relajas y das rienda suelta a las emociones, algo que no puedes hacer en la cima porque aun te queda la segunda parte del partido, la bajada, que es lo más peligroso y cuando más accidentes se producen.

¿Alguna vez has pensado que ya no querías subir más montañas, que lo dejabas definitivamente?

Alguna vez no… ¡muchas! En catorce años dedicado a esto… son 26 expediciones en las que he caído en grietas, me han sepultado aludes, accidentes de helicóptero, un secuestro de la guerrilla, además cerebrales… son montañas con grietas y desprendimientos, no te haces idea hasta que no estás allí, con paredes de 4000 metros, avalanchas de toneladas de hielo cayendo… el peligro de esas montañas es muy grande. Lo difícil no es escalar los catorce ochomiles, sino sobrevivir a ellos. En 2003 me separé de mis compañeros en medio de la noche y estuve tres días perdido en los que me dieron por muerto mientras trataba de orientarme y llegar al campo base.

AD-Carlos-Pauner-Blogssipgirl-070415-(6)¿Qué recomendaciones darías a quién quiere empezar con la escalada?

Ahora es mucho más fácil, porque hay rockódromos, lugares donde se puede escalar en roca con seguridad, como Morata de Jalón, Alquézar, Riglos… tenemos muchos sitios en Aragón, y cualquier club de montaña te permite aprender de forma asequible. Luego ya vendrá el hacerlo en alta montaña si a los chavales les gusta.
Ahora haces escapadas de trekking en el Everest…
Sí, me voy en poco tiempo para allí. Es una actividad de quince días de senderismo, que consiste en llegar a los 5400 metros del campo base del Everest disfrutando de esos valles llenos de vida, que están habitados, con refugios de montaña, de forma que conoces Nepal, Katmandú y la cultura sherpa, además de ver el propio Everest, claro.

Los aviones son otra de tus pasiones…

Sí, en 2003 saqué la licencia de piloto privado, para avionetas y, como me sabía a poco, me saqué la d piloto comercial. En 2007 montamos en Zaragoza una pequeña línea aérea para trabajos fotográficos, vuelos turísticos, trasplantes… se conjuga la faceta de alpinista y conocedor del Pirineo con la de piloto, por lo que son vuelos que salen desde Zaragoza y voy contando lo que se ve durante el viaje. Son unas dos horas en las que vemos los sitios más interesantes… Ordesa, el Monte Perdido, el Aneto, Riglos… En mi página web hay un formulario a través del que cualquiera puede apuntarse. En cada viaje descubres cosas nuevas incluso yo mismo que los he hecho muchas veces.
Hablemos de Zaragoza… ¿Qué es lo que más te gusta de la ciudad?
A mí me emociona Zaragoza, me encanta. Tiene un tamaño adecuado, sin grandes aglomeraciones, manejable. Además tiene un río, algo importantísimo, porque el Ebro le confiere todo, ese carácter de las riberas, de los puentes… la divide en dos pero, para mí los paseos del Ebro son uno de mis rincones favoritos, además del Casco Histórico, que es muy espectacular. La gente es amable, tenemos buenos rincones para comer y pasear, con un clima soleado que te permite hacer muchas cosas, pese a los casi 300 días de cierzo que tenemos al año. En cuanto a la posición, estamos muy bien conectados con Barcelona y Madrid y estamos en muy poco tiempo en el Pirineo, que me entusiasma y es un entorno espectacular.

¿Cómo te gusta vestir, sigues la moda?

La verdad es que no es uno de mis puntos fuertes… no la sigo prácticamente nada. Yo visto casi siempre igual, haga frío o calor, la diferencia entre invierno y verano es un forro… lo demás una camiseta y unos vaqueros. En verano soy feliz con unos pantalones cortos y unas chancletas con las que ir cómodo. No entiendo de modas ni me preocupan, ni siquiera me fijo en los demás.

¿Te apoyas mucho en las redes sociales a nivel profesional o personal?

Sí, me gustan a ambos niveles, pero sin caer en la esclavitud de las redes sociales en la que mucha gente se ha instalado. Tengo personas que me ayudan a llevarlas a nivel profesional, aunque yo también las uso, siempre con el sentido de contar cosas y ofrecerlas a los demás, como documentales de mis expediciones o cosas similares para dar a conocer mi actividad.

Hablemos un poco de fútbol… ¿puedes seguir al Real Zaragoza pasando tanto tiempo fuera de España?

Sí, soy futbolero. Me gustan los partidos de calidad, las finales de campeonatos… pero me cuesta seguirlo día a día, está claro. El Real Zaragoza me tira, porque es el equipo de mi tierra, aunque no soy muy forofo de ir a La Romareda salvo en partidos muy especiales.
¿Cómo ves al equipo a estas alturas de la temporada?
Le queda camino… ha tenido que recomponer todo desde cero y no podemos fijar grandes objetivos a corto plazo. Es un proyecto que, de momento, creo que va bien y hay que pensar el medio o largo plazo.

Dentro del desierto por el que hemos pasado en los últimos años, ha emergido un jugador como Jesús Vallejo, canterano y con quien la afición se identifica y que estrenó incluso brazalete de capitán la semana pasada. ¿Cómo has vivido su irrupción?

Tuve la suerte de conocerlo hace unos días y me pareció una persona extraordinaria. Si a eso le sumas sus cualidades deportivas, creo que tenemos un gran jugador y un líder para mucho tiempo. Puede servir de ejemplo para otros chavales, porque con humildad, trabajo y esfuerzo ha llegado a destacar en el primer equipo. Aúna muchos de los valores que se buscan en los deportistas.

Ahora toca hacer cima ante los rivales de la parte alta de la tabla. ¿Cómo crees que debe encarar el Real Zaragoza esta última parte de la temporada?
Yo no miro un ochomil en conjunto. Hay que mirarlo poco a poco para no hacerse pequeño. Hay que concentrarse en lo primero, en el próximo partido., Dividiendo un objetivo grande en objetivos pequeños se vencen las mayores cimas.

Hoy viene el Sporting…

Va a ser un partido difícil. Un empate sería bueno porque el Sporting es un equipo correoso y luchador. Más vale pájaro en mano que ciento volando, aunque está claro que hay que salir a ganar porque, si sales pensando en el empate, vas a perder, y en casa no se puede perder porque luego todo sería muy cuesta arriba hasta el final. Hay que darlo todo.